Friday 12 December 2003

Un informe realizado desde el campus dice que la dieta rural causa enfermedades

Es una iniciativa europea relacionada con el ámbito alimenticio, pero la Facultad de Ciencias del campus de Ourense se ha marcado su propio papel de protagonismo. La incorporación del profesor Jesús Simal, junto a otros docentes, al centro europeo de la dieta atlántica ha permitido que desde la facultad local se realice una investigación sobre los hábitos alimenticios que existen el las zonas de interior. Según la investigación, desarrollada por varios docentes de la Facultad de Ciencias, la dieta de las zonas rurales consta de un exceso de alcohol y de grasas de origen animal y proteínas, mientras que carece de fibra, complejos de carbohidratos, frutas y vegetales.

La investigación no sólo pone sobre la mesa las peculiares características de la dieta del rural, sino que además, hace hincapié en las consecuencias que la ingesta de la misma puede tener en los ciudadanos.

Así, los hábitos alimenticios que se usan en el rural pueden tener como consecuencia la aparición de enfermedades cardiovasculares como la obesidad, la osteoporosis, la anemia, el bocio, la cirrosis o algunas dolencias de tipo bucodental.

Dolencias

Aunque la opinión del grupo de trabajo ourensano implicado en esta iniciativa es que estas costumbres, y los problemas de salud que derivan, se van a mantener durante las próximas décadas, pueden se atajadas con la ayuda de programas de prevención desarrolladas por las autoridades médicas. Precisamente, es uno de los objetivos de la investigación el concienciar tanto a las autoridades sanitarias como a los gallegos en general y ourensanos en particular, de la importancia de cuidar la alimentación como método fundamental para evitar enfermedades. El trabajo forma parte de un conjunto de investigaciones desarrolladas por el centro europeo de la dieta atlántica.

Saturday 8 November 2003

Un modelo a seguir

A pocos metros de la laguna, puede verse una fuente en la que el sistema de mantenimiento es el tradicional. «Esto es una muestra de la cultura del usar y tirar, de una falta de conciencia ambiental», afirma Eugenio López -en la imagen- quien hace un llamamiento a las autoridades locales para que se fijen en el recién creado humedal universitario a la hora de construir y mantener espacios naturales dentro de la ciudad.

En menos de un año, la singular fuente que caracteriza al campus de Ourense ha cambiado su aspecto. Por dentro y por fuera. Un proyecto encargado desde la oficina de Medio Ambiente de la Universidad de Vigo y realizado por un profesor de la Facultad de Ciencias de Ourense ha logrado convertir aquel recinto de agua clorada en una auténtica laguna en la que ya existe vida.

El objetivo del proyecto era, principalmente, el del ahorro. La fuente tenía hasta el momento en el que dio comienzo la iniciativa un gasto de mantenimiento de 3.000 euros al año y un consumo anual de agua cercano a los 2.000 metros cúbicos. Era necesario realizar un vaciado y una limpieza general cada dos meses, lo que además, implicaba un enorme gasto en personal y productos de desinfección.
Ahora todo es diferente. «Se trata de tener otra mentalidad, de abandonar la cultura de usar y tirar», afirma Eugenio López, director del proyecto. Y no sólo ha variado la forma de mantenimiento, sino también el aspecto. Una capa verde cubre hoy la laguna. «Hemos querido recuperar las zonas húmedas que había antiguamente en el barrio de As Lagoas», afirma el docente.

Desde el 12 de octubre del 2002 no se ha vuelto ha vaciar el agua del recinto. La introducción en ella de varias especies de algas y caracoles que eliminan el nitrógeno y el fósforo y ayudan a degradar la materia orgánica ha sido clave para lograr este objetivo. Bajo un manto verde, el líquido elemento luce cristalino y sin olores pero, eso sí, los cambios no la hacen inmune al daño humano, el peor de todos. «Lo único que requiere para conservarse es buena educación», comenta el responsable de que el proyecto se haya hecho realidad.

Los vándalos ya han puesto a prueba su pericia. En diciembre del pasado año, coincidiendo con las movilizaciones por el desastre del Prestige, un grupo de personas vertió fuel sobre la fuente, que por aquel momento vivía una etapa de cambio. «Aunque no dejó de ser una gamberrada que nos perjudicó, también fue una oportunidad para poner a prueba nuestra capacidad. Tuvimos que emplearnos a fondo para limpiarla, pero al final fue un éxito y toda una experiencia para los estudiantes», afirma Eugenio quien no da por terminada su peculiar iniciativa. «Queremos crear alrededor de la laguna una zona protegida que sirva de refugio para distintas aves que puedan vivir aquí, como los patos», dice. Además, una vez estabilizado el mantenimiento del agua por sí misma, se cortará el suministro en los dos chorros que actualmente tiene la fuente. De esa forma el parecido, por dentro y por fuera, con una laguna será total. Ese será el verdadero objetivo de un proyecto del que Ourense presume en exclusiva.

Sunday 17 August 2003

La Universidad de Vigo realiza el primer estudio sobre terrazas en la Ribeira Sacra

Los socalcos, como se llama en la ribeira a las terrazas que escalonan la ladera, están en boca de todos. Pero se sabe poco de su historia y de las condiciones en las que se levantaron. María Jesús Domínguez, especialista en edafología y química agrícola de la Facultad de Ciencias de Ourense, perteneciente a la Universidad de Vigo,. y colaboradora del Consello Regulador de Ribeira Sacra, ha puesto su grano de arena para cubrir ese vacío.

En un estudio titulado Suelos de Viñedo en Terrazas de la zona Sober-Monforte , sugiere que esta singular forma de organización del espacio se inició probablemente durante el siglo XI en Italia. Surgió en regiones como Umbría, Toscana o Liguria, donde la pendiente del terreno y el grado de erosión obligaron a buscar una solución técnica radical para su puesta en cultivo. «Resulta difícil creer que el viñedo existiese en la Ribeira Sacra antes de que se construyesen los socalcos, por lo que probablemente su origen sería anterior», opina María Jesús Domínguez.

Orígenes y construcción

En los contratos de aforamiento, fuente básica para reconstruir la historia del viñedo en Galicia en la Edad Media, apenas hay alusiones a las terrazas, aunque muchos especialistas coinciden en que esta ausencia de debe a que la obligación de construir los socalcos era algo implícito y por eso ni se mencionaban.

Por el contrario, explica la autora, «hay un cierto acuerdo entre los especialistas, que señalan que debieron alcanzar su máxima expansión durante la segunda mitad del siglo XIX, inmediatamente antes de que se produjera la irrupción de la agricultura industrial». El declive comienza con el siglo XX y corre parejo al éxodo en el medio rural y la emigración masiva a las ciudades. Después de décadas de abandono total, la puesta en marcha de la denominación de origen Ribeira Sacra ha frenado esta decadencia.

Según explica María Jesús Domínguez, todavía persisten dudas sobre el proceso de construcción de los socalcos, pero se cree que primero se levantaba el muro y después se rellenaba el espacio comprendido entre éste y el que sostenía el paso superior, con tierra procedente de otras zonas.
Para facilitar el movimiento de las tierras se utilizaban los medios más variados. Según las zonas, se hacía a base de azadas por grupos de hombres que se disponían de forma regular, separados por una distancia equivalente a la que se puede cubrir con este apero.

En el rellenado también se empleaban cajones, que se deslizaban sobre una especie de patines arrastrados por bueyes, o se transportaba la tierra a hombros en cestos de mimbre.

El trabajo era de una dureza extrema y necesitaba de una gran cantidad de mano de obra, por lo que se cree que había sistemas de trabajo en común en los que los vecinos se ayudaban mutuamente para la consrucción de las terrazas.