Sunday 17 August 2003

La Universidad de Vigo realiza el primer estudio sobre terrazas en la Ribeira Sacra

Los socalcos, como se llama en la ribeira a las terrazas que escalonan la ladera, están en boca de todos. Pero se sabe poco de su historia y de las condiciones en las que se levantaron. María Jesús Domínguez, especialista en edafología y química agrícola de la Facultad de Ciencias de Ourense, perteneciente a la Universidad de Vigo,. y colaboradora del Consello Regulador de Ribeira Sacra, ha puesto su grano de arena para cubrir ese vacío.

En un estudio titulado Suelos de Viñedo en Terrazas de la zona Sober-Monforte , sugiere que esta singular forma de organización del espacio se inició probablemente durante el siglo XI en Italia. Surgió en regiones como Umbría, Toscana o Liguria, donde la pendiente del terreno y el grado de erosión obligaron a buscar una solución técnica radical para su puesta en cultivo. «Resulta difícil creer que el viñedo existiese en la Ribeira Sacra antes de que se construyesen los socalcos, por lo que probablemente su origen sería anterior», opina María Jesús Domínguez.

Orígenes y construcción

En los contratos de aforamiento, fuente básica para reconstruir la historia del viñedo en Galicia en la Edad Media, apenas hay alusiones a las terrazas, aunque muchos especialistas coinciden en que esta ausencia de debe a que la obligación de construir los socalcos era algo implícito y por eso ni se mencionaban.

Por el contrario, explica la autora, «hay un cierto acuerdo entre los especialistas, que señalan que debieron alcanzar su máxima expansión durante la segunda mitad del siglo XIX, inmediatamente antes de que se produjera la irrupción de la agricultura industrial». El declive comienza con el siglo XX y corre parejo al éxodo en el medio rural y la emigración masiva a las ciudades. Después de décadas de abandono total, la puesta en marcha de la denominación de origen Ribeira Sacra ha frenado esta decadencia.

Según explica María Jesús Domínguez, todavía persisten dudas sobre el proceso de construcción de los socalcos, pero se cree que primero se levantaba el muro y después se rellenaba el espacio comprendido entre éste y el que sostenía el paso superior, con tierra procedente de otras zonas.
Para facilitar el movimiento de las tierras se utilizaban los medios más variados. Según las zonas, se hacía a base de azadas por grupos de hombres que se disponían de forma regular, separados por una distancia equivalente a la que se puede cubrir con este apero.

En el rellenado también se empleaban cajones, que se deslizaban sobre una especie de patines arrastrados por bueyes, o se transportaba la tierra a hombros en cestos de mimbre.

El trabajo era de una dureza extrema y necesitaba de una gran cantidad de mano de obra, por lo que se cree que había sistemas de trabajo en común en los que los vecinos se ayudaban mutuamente para la consrucción de las terrazas.